20 min.
20 min.
70 min.
Receta de origen conventual a base de rebanadas de pan bañadas en jarabe de piloncillo y cubiertas con cacahuates, fruta y queso. Disfrútala durante la Cuaresma y todo el año.
Ingredientes:
- 200 gramos de piloncillo
- 1 guayaba, partida a la mitad
- 1/2 naranja, su cáscara
- 2 rajitas de canela
- 5 clavos de olor
- 5 pimientas gordas
- 1 1/2 tazas (400 mililitros) de agua
- 3/4 taza (150 gramos) de manteca de cerdo
Preparación:
1Coloca el piloncillo, guayaba, cáscara de naranja, canela, clavos de olor y pimientas gordas en una cacerola pequeña. Agrega 2 tazas de agua y calienta a fuego alto hasta que suelte el hervor. Reduce el fuego a medio y deja que hierva hasta que el piloncillo se disuelva formando un jarabe ni muy espeso ni muy aguado, aproximadamente 10 minutos.
2Mientras, calienta la manteca en un sartén grande a fuego medio-alto. Cuando esté muy caliente, agrega en tandas las rebanadas de pan; fríe hasta que se hayan dorado uniformemente, aproximadamente 2 minutos por lado. Escurre las rebanadas de pan frito sobre toallas de papel.
3Acomoda una capa de rebanadas de pan dentro de un refractario mediano. Distribuye encima mitad de las pasas, cacahuates, nueces, biznaga y queso. Rocía con la mitad del jarabe de piloncillo tibio o caliente. Repite el procedimiento una vez más. Si lo deseas, espolvorea la capirotada con grageas de colores.
4Deja reposar durante 1 o 2 horas para que el pan absorba el jarabe de piloncillo.
Porciones:
8